Meditación Vipassana. Retiro de 10 días en silencio
En este artículo te hago un resumen de mi primera experiencia en un retiro de meditación Vipassana. En el te cuento que es la meditación Vipassana, como vivi yo mi retiro y, al final, te doy alguna recomendación para si estás pensando realizar uno tu.
Técnica de meditación Vipassana
No me extenderé en la explicación de la técnica de meditación Vipassana ya que para eso ya está la página oficial de dhamma o muchos otros artículos, entre ellos el que Sònia escribió hace unos meses contando su experiencia.
No obstante, considero interesante introducir a grosso modo en que consiste para mí la meditación Vipassana.
Vipassana significa ver la realidad tal y como es. Vipassana, sobre todo, es una herramienta que nos permite erradicar nuestro sufrimiento actuando directamente sobre la raíz de éste. “¿Cómo?”, Te preguntarás.
Buda, un científico que tenía como laboratorio de pruebas su cuerpo y mente, explicó que toda causa de sufrimiento tiene como causa el deseo y la aversión.

Pero las aportaciones principales de Buda fueron las siguientes:
- La primera explicar la impermanencia de todas las cosas. Nada es eterno. Todo cambia.
- La segunda fue identificar que la raíz del deseo y la aversión se encuentra en las sensaciones que nuestro cuerpo vive continuamente y de las que nuestra mente “consciente” es inconsciente: pinchazos en el pie, cosquillas en la barriga, picazón detrás de la oreja, aumento de la temperatura en la cara, vibraciones en la cabeza, dolor intenso en el hombro, etc.
Anhelamos vivir las sensaciones agradables y tenemos una aversión total a las que nos desagradan.
Y lo que propone Buda para acabar con el deseo y la aversión, es la observación de estas sensaciones internas manteniendo una total ecuanimidad. Esto es, no aferrarnos con las sensaciones placenteras, generalmente sutiles y en forma de vibraciones o energía, ni rechazar las desagradables, que suelen ser burdas y generar dolor físico. Simplemente observarlas siendo conscientes de que no durarán eternamente.
A simple vista y antes de experimentar por uno mismo, puede parecer que sentarte horas y horas observando “una picazón”, “unas vibraciones agradables” o “un dolor desgarrador”, no tiene sentido. Pero después de horas de trabajo te das cuenta que, aunque probablemente no erradicaremos completamente el sufrimiento, nos puede ayudar a vivir de una manera más feliz.
Al trabajar con la raíz del sufrimiento, la meditación Vipassana te permite ser ecuánime en los hechos que te suceden en la vida “consciente” y eso realmente nos puede evitar mucho sufrimiento.
El curso de meditación Vipassana: la prueba de ultra resistencia espiritual
Un curso de meditación Vipassana es una prueba de ultra resistencia espiritual.
Este concepto me daba vueltas en la cabeza mientras, entre meditación y meditación, paseaba por el bonito y florido jardín del centro Dhamma Neru donde he realizado durante los últimos 10 días la que quizás sea la experiencia más dura de mi vida.
Como en un triatlón de larga distancia, aquí las 3 modalidades que entran en juego son los niveles físico, mental y emocional. No obstante, en un curso de meditación Vipassana los deportes se realizan todos en el mismo momento.

¿Cómo viví mi curso de meditación Vipassana?
Meditas durante 10 horas y media cada día en sesiones de una o dos horas, en las que se te pide que no hagas ningún movimiento ni abras los ojos. Los primeros días vas a dormir sintiéndote como si te hubieran pegado una paliza. Te duele todo el cuerpo. Mucha gente podrá decir “pero si sentarte no cansa!”, pero esto es por qué no han intentado sentarse 5 minutos en el suelo con la espalda bien recta sin moverse ni un pelo.
La meditación Vipassana también exige un 100% de concentración mental de forma continuada que durante los primeros días te agota. Pasados unos días, esta concentración te aporta un descanso mental increíble y la necesidad de dormir se reduce a pocas horas.
Finalmente, levantarte cada día a las 4 de la mañana, no poder hablar ni mirar a los ojos a tus compañeros durante los 10 días, hacer el segundo y último comida completo del día a las 11 de la mañana, estar completamente incomunicado del resto del mundo (si si, lo primero que hacen al entrar es sacarte el móvil), así como ser conscientes de todos los patrones mentales arraigados en nosotros, hace que se remuevan muchas emociones y que el caballo emocional se pueda desbocar generando altibajos a lo largo de todo el curso.

Como en una prueba de resistencia deportiva, también en muchos momentos te planteas abandonar. Es mucha la gente que durante los primeros días se pregunta qué demonios están haciendo en ese lugar y los pensamientos de hacer las maletas y huir corriendo son frecuentes entre los integrantes del curso de meditación Vipassana. Yo iba con mucha ilusión. Sarna con gusto no pica que dicen, y el no terminar los 10 días no se me pasó por la cabeza. Ahora, ¿cuántas veces pensé en pasar por alto la “firme decisión”, o Adhiṭṭhāna, que me había hecho a mí mismo de no moverme durante las meditaciones? Innumerables.
No tienes que tener una preparación previa muy fuerte aunque, como en toda prueba, cuanto más entrenado estés mejor. De hecho, por extraño que parezca, la mayoría de los compañeros que hacían el curso de meditación Vipassana conmigo no habían meditado nunca o no lo hacían de manera frecuente. Yo no ser los motivos que los empujan en aventurarse en una prueba de este calibre. Lo que está claro, es que a la mayoría les resulta beneficioso.
Voluntarios y maestros del curso de meditación
Durante todo el camino hay voluntarios, todos antiguos alumnos, a tu lado para que tú dediques todas tus energías a meditar. En los cursos de meditación Vipassana hay “servidores” que como manera de trabajo interior y para devolver todo lo que en su día ellos también han recibido, cocinan, limpian y hacen todo lo necesario para el funcionamiento del curso. Te miman en todo el camino y uno sólo puede sentir un total agradecimiento hacia cada una de las personas. Anteriormente he hecho alguna experiencia similar y ser de primera persona que se trata de un trabajo espiritual y te llena de satisfacción, pero a la vez no es una tarea fácil.
También está el manager de alumnos que es la persona con la que puedes resolver cualquier problema organizativo y quien gestiona cualquier crisis que pueda haber. El maestro del curso es una persona que domina altamente la técnica, y es a quien dos veces al día le puedes preguntar tus dudas o dificultades en relación con la misma. Él no da las instrucciones de la técnica, que se dan a través de una grabación de la persona que ha extendido la meditación Vipassana en todo el mundo, S.N. Goenka. Sin embargo, yo tenía la sensación, que el maestro meditaba en todo momento para nosotros y, en silencio, nos iniciaba en cada uno de los nuevos pasos del camino.
En un curso de meditación Vipassana pero, a diferencia de carreras o competiciones atléticas, no hay ni rivales ni meta.
En cuanto a los compañeros de meditación, resulta bastante divertido. Te piden llegar el día antes de empezar el curso, el día 0, entre las 15:00 y las 17:00. Yo llegué 10 minutos más tarde y ya no pude hablar ni interactuar con ninguno de los compañeros entonces ni durante ninguno de los posteriores 10 días. No sólo no puedes hablar, no puedes ni mirar a los ojos ni hacer ningún tipo de gesto comunicativo, como negar o afirmar con la cabeza, dar las gracias juntando las manos o cualquier otro gestualidad que acostumbramos a utilizar de manera inconsciente por reforzar nuestras palabras. Parece una tontería pero después de 10 días compartiendo tantas horas con 28 personas creas un montón de historias de cómo debe ser cada uno. Esta es una oportunidad ideal para darte cuenta de cómo prejuzgamos al resto de personas, reconociéndolas no por como son en realidad sino por cómo nuestra mente imagina que son. Al décimo día y después de que se nos permitiera empezar a hablar, fue fantástico darme cuenta como nadie tenía demasiado que ver a lo que yo había prejuzgado.

El objetivo de los 10 días no es llegar a ningún lugar en concreto. No es mejor el trabajo de aquella persona que siente unas sensaciones más intensas sino el de aquel meditador que trabaja con el máximo de conciencia y ecuanimidad posible durante todo el curso. Este es un camino que tendremos que caminar durante toda nuestra vida. Se podría decir que durante la meditación Vipassana, se nos enseña una técnica de andar nueva para que la introducimos en nuestro día a día, que es donde encontraremos los auténticos resultados.
¿Qué pasa al terminar el curso de meditación Vipassana?
Al terminar el curso estás muy feliz. Feliz pero agotado y con una sensación rara. Volver a hablar no fue fácil, y aunque obviamente tenías ganas de conocer y compartir con los compañeros, hacía una cierta pereza empezar a hablar.
Una vez sales del centro la mañana del 11º día, tienes una especie de resaca. Tienes que reintegrarte a la vida real y acostumbrarte a todos los estímulos de nuestra sociedad. El primero fue abrir el móvil. Yo ya la había abierto a los pocos minutos de que nos lo dieran a la noche del día anterior para hablar con Sònia, pero desactivando los datos móviles para evitar un fusilamiento de mensajes de whats app y facebook. No se lo puede llegar a imaginar lo bien que se puede llegar a estar durante 10 días sin móvil. Tampoco lo innecesario que resulta en situaciones en las que se ha vuelto “imprescindible” como en el baño, mientras comes o justo al levantarte o antes de acostarte. Os podéis imaginar lo fácil que es pero, reintegrar los viejos hábitos o mejor dicho vicios.
Después la familia y los amigos. Tienes ganas de contar tu experiencia pero no siempre es fácil que los más cercanos entiendan bien qué has estado haciendo durante todos estos días.
Yo, personalmente recomiendo ir a pasear por el bosque o la naturaleza antes de volver a casa. Si puede ser solo, mejor que mejor. Esto a mí me ayudó a integrar un poco el proceso vivido. Obviamente la digestión se producirá durante las próximas semanas pero considero importante el no pasar de un extremo al otro directamente.

Finalmente, una vez vuelto a casa tienes que seguir desde el primer día con el entrenamiento. Con la meditación no hay periodo de recuperación posible. Si te tomas unos días de descanso, mal empiezas. Así pues, la misma tarde o noche del día que vuelves a casa es importante hacer una meditación de una hora. Esto se deberá continuar día tras día, una hora por la mañana y una hora por la tarde.
Fue gracioso porque uno de los compañeros del curso, un antiguo alumno que ya había hecho retiros de 10 días anteriormente, comentó que él hacía ironmans. Yo le expliqué mi comparativa entre el curso y un deporte de ultra resistencia y le pregunté qué era más duro para él: ¿un ironman o el Vipassana? Su respuesta fue directa y clara. El curso con diferencia.
Recomendaciones para tu curso de meditación Vipassana
Termino el post con algunos consejos que creo que pueden ser útiles para todos aquellos que van a hacer el curso:
- No leer demasiadas experiencias antes de ir. Yo le pedí a Sonia que no me contara nada de la técnica ni del funcionamiento. Sabía a lo que iba, obviamente, pero creo que es muy bonito ir descubriendo y profundizando poco a poco en la técnica y el proceso
- Tener claro que no vas a pasarlo bien. Probablemente será una de las experiencias más duras de tu vida. También de las más provechosas
- Si puedes, evita hablar con ninguno de tus compañeros antes de que el curso comience. Esto lo hace un poco más interesante. Durante el curso intenta incluso no mirar la cara de la gente. Así te focalizas totalmente en tu interior
- A partir del cuarto o quinto día puede costarte dormir. Es normal. No te desesperes y centrate en observar las sensaciones pero tumbado en la cama. De esta manera tu cuerpo descansará y tu mente estará relajada
- Pregunta todas las dudas que tienes al maestro. Mucha gente pasa los 10 días sin preguntar pero el maestro tiene mucha experiencia y sus palabras te pueden ayudar mucho
- El último día, antes de ir a casa, ve a dar una vuelta por el bosque. Si puedes hazlo solo. Observa todo el proceso vivido y ábrete para que todo se digiera lentamente
- Hacer el curso está bien pero lo importante es tener continuidad. Es por ello que una vez acabado el curso debes seguir practicando día tras día. Si no lo haces, difícilmente verás ningún beneficio en tu vida
- Cosas que no se te deberían olvidar:
- Tapones de las orejas y antifaz. 28 personas en un mismo dormitorio puede convertirse en una ópera del Liceo
- Alpargatas y varios calzados. Es cómodo tener unas alpargatas por dentro la habitación y unas chanclas por el jardín. Entras y sales muchas veces e irte poniendo y quitando los zapatos puede resultar pesado
- Paraguas por si llueve. Yo no llevaba y, por suerte, nos hizo muy buen tiempo. Un día sin embargo, salieron nubes y ya me veía pasando todos los días sin caminar y mojado
- Una botella para llenar agua para tener la noche
- Tu cojín o banquete de meditación. Allí disponen de todo el material para sentarte que te puedas imaginar. Pero si tú estás acostumbrado a tu material, llévalo
- Una linterna ya que por la noche la gente está tan cansada que cierran las luces muy rápido

Espero que te haya gustado el post y si te queda alguna duda o tienes algún comentario, estaré encantado de leerte! Si lo quieres también puedes leer mi post en el que hablo sobre mi segundo retiro de meditación Vipassana. Un abrazo y recuerda: todo es impermanente!
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